Autonomía es por definición la condición de quién, para ciertas cosas, no depende de nadie.
La gran mayoría de los padres, -independientemente de su condición socioeconómica-, aspiran a que sus hijos se conviertan en personas independientes, capaces de autoabastecerse en el futuro, de autogobernarse y de diseñar y vivir un proyecto de vida propio, que les permita desarrollarse plenamente.
Es por ello, que gran parte de nuestro "trabajo como padres", consiste en modelar hábitos de autonomía y responsabilidad en nuestros hijos, desde una edad temprana, teniendo en cuenta que insistir y educar a los niños en los hábitos de autonomía no es para facilitar el trabajo de los padres o de los educadores. Ser autónomo es ser uno mismo, diferenciado de los demás, con un conocimiento de nosotros mismos, de lo que deseamos y sentimos. Este conocimiento nos da la capacidad de no depender de los demás para sentirnos bien, para aceptarnos y para tener la seguridad de que somos capaces de salir adelante en la vida.
Si favorecemos la autonomía en los niños, tratando de no sobreprotegerlos, les iremos inculcando una buena imagen de sí mismos, con convicción y recursos que les permitan superar las dificultades que se vayan presentando a lo largo de sus vidas y así podrán ir adquiriendo un pensamiento y una reflexión que les proporcionará ideas propias para, posteriormente, saber decidir y decir no ante situaciones que no deseen, con seguridad y convicción ante los demás.
Tan importante como no sobreproteger, es no sobre exigir. Para ello es necesario tener en cuenta la edad del niño, sus capacidades y posibilidades, para ayudarlo a desarrollar tolerancia ante la frustración que sienta al no poder lograr algo ó manejar ciertas situaciones que lo rodean.
Debemos enseñar a nuestros hijos a hacer las cosas por sí mismos, ya que esto, indefectiblemente deriva en enseñarles a hacerse cargo de las consecuencias de sus actos, educándolos en responsabilidad. Pero tan importante como esto, es darles la oportunidad de que se equivoquen, de que se caigan, que fallen. De los errores y la práctica se aprende. Tienen que aprender a asumir responsabilidades de a poco, de acuerdo a su edad, ya que si no pueden asumir pequeñas tareas, la pregunta que surge inmediatamente es cómo lo harán con grandes responsabilidades en sus espaldas, cuando sean mayores ó adultos.
Miss Yazmil - Green class
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